Las nuevas tecnologías de la información han servido para impulsar el debate acerca del nuevo perfil del comunicador social. Antonio Pasquali, investigador venezolano de la comunicación, ha dado la alerta acerca del tema: Convertir la información en conocimiento y actualizarse con las nuevas tecnologías, ha sido el dictámen que este humanista ha esgrimido a las nuevas generaciones.
El rol del comunicador social se ha visto reducido de manera evidente y errónea a la labor periodística, pero ¿es el comunicador social solo un periodista?
En EEUU, la comunicación social se divide en dos grandes ramas: la comunicación masiva y la comunicación dialógica. Ambas corrientes representan hoy día, dos pensamientos distintos, dos paradigmas en los cuales la sociedad moderna está sorteándose. Las nuevas tecnologías con Internet a la cabeza, han servido de impulsores de la comunicación dialógica, que, además de romper con la percepción de los destinatarios como una gran masa uniforme que no piensa ni siente y que solo se limita a recibir mensajes, lo cambia a personas con nombre y apellido que bien pueden modificar la intencionalidad del mensaje. De esta manera la manipulación y los efectos persuasivos exclusivos de los remitentes desaparecen, o al menos se distribuyen en todos los actores del hecho comunicacional.
En la antigua Grecia, comunicación dialógica y masiva se confundían una con la otra. La plaza pública constituía el primer evento de comunicación masiva, pero sin embargo conservaba el elemento dialógico. Los Rapsodas, los Filósofos, los Actores y los Poetas, eran los Comunicadores sociales de entonces. Los que interpretaban los eventos del entorno y se encargaban de narrarlos al colectivo.
De todos ellos, el filósofo era el que se encargaba en mayor grado de la generación del conocimiento, de convertir la información en insumos para el crecimiento cognitivo y el desarrollo de los ciudadanos como individuos cultos.
La comunicación, entonces y hoy también, es mediada por el conocimiento previo de los códigos lingüisticos en los que está estructurado el mensaje. Todos los elementos de la comunicación poseen sus propios códigos, códigos que se manejan bajo una especie de consenso implícito entre emisores y receptores. El Cine, el Teatro, la Prensa, la Narrativa, los Blogs, la Televisión, cada uno de ellos posee un grupo de codificaciones que, si bien pueden manejarse bajo un mismo idioma, también es cierto que poseen otras estructuras lingüisticas que se diferencian entre uno y otro.
El comunicador social administra estos códigos. Incluso en determinados momentos los crea y se encarga de establecer el consenso social en torno a ellos. Uno de los grandes poderes que posee el comunicador, en tanto periodista, es el manejo de los géneros periodísticos. El cineasta maneja, aparte de los géneros del Cine, un lenguaje iconográfico que se diferencia del utilizado en Televisión o en el Teatro. En cada caso, el comunicador funge de intérprete entre el mensaje y los que reciben este mensaje.
En el ambiente On Line, la función del comunicador aparentemente se difumina en un entorno donde la democratización del hecho comunicacional ha cobrado realismo. Hoy en día cabe preguntarse ¿Cuál es el rol del Comunicador social en un momento en el que la comunicación se ejerce bajo esquemas tan revolucionarios como novedosos, tales como el “Periodismo ciudadano” o las plataformas WIKI (colaborativas)? El comunicador continuará siendo el gran intérprete, y en medida en que asumamos las funciones de generación de conocimientos que tanto aboga Pasquali, nos convertiremos en los filósofos de la nueva revolución comunicacional y tecnológica.
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