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Yo también fui estudiante

Todos fuimos estudiantes, al menos la gran mayoría de nosotros los que ya somos mayorcitos, pero parece que algunos olvidamos esa época. Leo críticas muy fuertes a la actuación de los estudiantes en la actualidad, sobre todo de ex-compañeros de clases afectos al Gobierno de turno, incluso es historia la actuación de muchos de los representantes del gobierno en su época de estudiantes.

Trataré de hacer memoria.

Estudié mi bachillerato en la E.T.C. Luis Razetti, en la Av. Morán. Cuando entré, el liceo ya era famosos por las revueltas que se formaban en la zona, donde el Razetti convive con el Liceo Pablo Acosta Ortiz y la Escuela Técnica Industrial. Eran tiempos de Rafael Caldera II y la economía no era muy distinta a la que vivimos hoy en cuanto a los altos índices de inflación, aunque en la época no había problemas de abastecimiento y el precio del barril de petróleo era "pírrico", pero vivíamos bajo la amenaza de la sombra del 27F, del 4F y del 27N.

Los métodos de protesta de entonces jamás pasarían la prueba del Estado en el que hoy vivimos. No habían acampados pacíficos, la palabra "guarimba" no era tan popular entonces, pero lo que sucedía cuando los estudiantes de los tres liceos de la Morán salíamos a la calle, no era tan distinto a lo que hoy califica en dicho término, incluso, éramos peores.

El odio entre estudiantes y policías era muy profundo. Los uniformados cargaban los cartuchos de perdigones con pedazos de metal para herir con mayor gravedad. Nos encapuchábamos para no ser reconocidos por los profesores, que en diversas ocasiones castigaban a los estudiantes por salir a manifestar. Si un estudiante era atrapado por un policía, recibía la coñaza de su vida y probablemente era ruleteado por Caracas a punta de psicoterror antes de ser liberado. Eso sí, jamás ningún estudiante fue puesto preso, al menos no formalmente con delitos imputados y juicio. Eso sí, también hubo estudiantes fallecidos y arrollados.

La gran costumbre era parar motorizados para pedirles gasolina, que era usada para quemar cauchos y fabricar bombas molotov. Luego se secuestraba y saqueaba algún transporte de alimentos para justificar la llegada de la Policía Metropolitana. Habían lacrimógenas, y en muchas ocasiones las mismas eran lanzadas adentro de los liceos. Un dato interesante: la GN era respetada por los estudiantes, y no era usada para reprimir manifestaciones. Incluso había gritos y consignas a favor de los uniformados de verde.

La mayoría de las veces, los disturbios se usaban como método para perder clases, para atrasar exámenes de fin de período o sencillamente para tomarnos un día de "descanso". Cuando los disturbios eran en serio, existía coordinación entre los líderes estudiantiles de otros liceos públicos para que la protesta fuese múltiple. En alguna ocasión, un grupo de estudiantes secuestró un autobus para que los trasladara al Liceo Fermín Toro y apoyar a los estudiantes que estaban siendo fuertemente reprimidos en ese momento. La cosa se ponía delicada si había algún estudiante muerto o herido.

Cuando la manifestación tenía base en algún reclamo social, o por la muerte de un compañero, normalmente llegaba gente infiltrada, gente de los partidos políticos, sobre todo los partidos de izquierda. Muchas veces estos infiltrados llevaban armas de fuego, que raramente se usaban contra alguien y que servían para someter conductores de transportes que luego era saqueados y/o quemados. La quema de vehículos era común si el motivo de la protesta era la muerte de un compañero.

Veíamos con cierto grado aspiracional las protestas universitarias y en algunas ocasiones la coordinación llegaba a encadenarse con la dirigencia de la UCV y del Pedagógico de Caracas. Recuerdo que leíamos admirados los nuevos métodos que usaron en alguna ocasión los del Pedagógico al lanzar cohetones a la PM.

No éramos terroristas, no éramos acusados de apátridas. A lo sumo, nos llamaban revoltosos y ñángaras, sin embargo, en muchas ocasiones se actuó de manera mucho más contundente que los estudiantes de hoy. Al menos, las lacrimógenas y los perdigones de entonces estaban justificados en una acción cuasi-violenta de parte de los estudiantes. La policía no llegaba por la simple tranca de alguna calle, y en algunas pocas ocasiones quedamos con los crespos hechos porque la PM no llegó nunca.

No nos procesaban como criminales, al menos no los estudiantes liceístas.

Hay muchas cosas que hoy se ven con escándalo por parte de los defensores del gobierno, cosas que seguramente ellos mismos hicieron en el pasado. Claro, la ética de algunos es cómoda, y vista desde el poder, la rebeldía de otros siempre será mala.