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El Mañana es… mañana

Corre el año 20XX. En algún punto de la historia, lo que tenía que pasar ya pasó. Internet es la gran red de redes dónde cada ser humano tiene un perfil, un blog, un espacio y los que tienen inquietudes más específicas, tienen una página personal profesional: artistas, literarios, músicos. Todos están conectados, todos están a un clic de distancia del otro.

Las creaciones intelectuales se comparten por la red sin ningún límite más allá del respeto por lo ajeno. No hay robos de Derecho Intelectual (antiguamente conocido como Propiedad Intelectual), todas las creaciones tienen su licencia Creative Commons, las producciones musicales son subidas a la red al único costo que implica conectarse, que ya a estas alturas, es casi gratis. El acceso a la creación de música, específicamente, se ha reducido a tener un estudio propio en casa con elementos muy sencillos en una habitación acorde para ello. Lo demás es fácil.

Cada cantante cuelga sus canciones en portales como My Space o Facebook, que son los dos gigantes de la Industria Musical On Line.

El proceso es sencillo: El artista graba su demo en su estudio doméstico, cuelga dos o tres canciones en su perfil My Space. El portal, cada semana realiza una revisión de los nuevos talentos, selecciona un grupo escogido, en algunos casos por el número de visitas recibidas, en otros por su calidad musical evaluada por expertos de la música y les financia la grabación de un lote de canciones en un estudio profesional. Estas grabaciones no son consideradas producciones discográficas. Cada canción es individual, queda a discreción del creador crear un concepto unificador en su lote de canciones tal como se hacía con las antiguas producciones discográficas, pero los usuarios, el público, puede bajar las canciones a sus PC’s sin tener que adquirir un lote completo. El costo de las canciones grabadas en estudio profesional es irrisorio, además, las canciones populares (aquellas que el cantante recomienda o las que simplemente son más escuchadas) son puestas a disponibilidad de descarga gratuita. De todas maneras, el costo de las canciones en venta es tan bajo, que casi todas las canciones que se producen en el mundo están disponibles, nadie se niega a comprarlas. El costo de producción de un disco se reduce de esta manera a nada. Las canciones son simples copias digitales del original, que conservan su calidad a menos que el usuario decida manipularla por cuestiones de espacio en disco (cosa también absurda desde que la Fundación Gates-Jobs donó al mundo su nuevo procesador de datos portátil de 1500Tb)

Las disqueras tuvieron que cambiar de ramo. Algunas mantienen bancos de MP3 de canciones clásicas de las cuales aún tienen derechos y los comercializan con poco éxito por Internet, aún mantienen la política absurda de querer vender la “producción discográfica” completa, el último “disco” de Metallica fue lanzado de esta manera y fue un total fracaso. Otras compañías disqueras se fusionaron con My Space y se lanzaron a la nueva visión del negocio, que se reduce a percibir dinero producto del tráfico de usuarios en sus redes y de alguna que otra publicidad de productos que no tienen que ver con Internet. Entre los portales Web se utiliza mucho el intercambio de banners, los dueños de páginas Web saben que su fin último es que los visiten, y si las visitas se entrelazan, la red se fortifica y la cosa es simplemente un negocio redondo. Prácticamente todos están felices.

La mayoría de los gobiernos del mundo, impulsados por una iniciativa de la Fundación Gates-Jobs, hicieron lo que se llamó la “revolución virtual”: Dictaron leyes que prohibían la cesión de los Derechos de autor a terceros, eliminando así el concepto jurídico de Propiedad Intelectual y reconociendo finalmente las licencias Creative Commons como estándar de los nuevos “Derechos Intelectuales” que tienen los creadores sobre sus creaciones. Dictaron leyes que prohibían la publicación de carteleras de popularidad por parte de particulares. Si alguien quería medir el impacto que causó su creación en el público, simplemente hacía comparaciones producto de las estadísticas de su sitio Web o perfil de My Space. Los artistas jamás quisieron competir entre sí, ellos solo querían componer, así que apoyaron totalmente la medida. Y finalmente, declararon el acceso a Internet como estrategia y asunto de Estado, lo que les permitió nacionalizar la red de redes colocando cybers con banda ancha de acceso gratuito e Internet inalámbrico bajo el estándar WiMAX en prácticamente todo el mundo. Solo las personas que tienen acceso privado en casa, pagan una mínima cuota por el servicio que, cabe destacar, se estandarizó también en una sola velocidad de conexión. Los artistas entonces perciben sus ingresos más fuertes con la presentación en vivo de sus creaciones: conciertos, exposiciones, proyecciones de películas. Estas actividades les dan el ingreso suficiente para vivir y financiar su carrera.

No te rías… falta poco para mañana.