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Yo sí olvido al año viejo V: 2012 no nos acabó

Este post de fin de año ha sido uno de los que más he pensado antes de escribir. El 2012 fue un año de altibajos. Muchas cosas buenas pasaron en estos 365 días que culminan hoy, pero también hubo grandes tristezas. Eventos aleccionadores y muchas oportunidades para el 2013.

Podría decir que el 2012 es el año que marcó un cambio para mi.La diabetes ha abierto todo un nuevo estilo de vida que, aunque no ha sido fácil de similar, tampoco fue tan traumático. El apoyo de mi esposa y de mi hija ha sido clave. El mundo no está diseñado para la vida saludable, y tal vez por eso es que el tema está de moda. La gente se está cansando de que las opciones sean azúcar, harinas, grasas y cirugía estética.

Procedamos entonces a hacer la revisión respectiva.

En el amor: Mejor imposible. Mi hija y mi esposa son mis pilares fundamentales de vida. Mi madre sigue siendo tarea pendiente, pero este año logré cierta mejoría para su salud. Hay cosas que no dependen de mi, y con esas lamentablemente no puedo luchar, pero en líneas generales puedo decir que el amor me ha salvado la vida.

En lo profesional: Definitivamente 2012 fue un buen año. Logré lanzar mi página Web, dicté algunos talleres y fui llamado para dictar módulos en algunos de los más importantes diplomados de Mercadeo Digital en Caracas y en Maracay. Me llamaron para el Social Media Tour 2012 compartiendo podium con grandes ligas de los temas digitales. Y en la Agencia donde estoy trabajando, fue un gran año para el área que lidero: crecimos de dos a seis personas con amplias posibilidades de seguir creciendo en 2013, logrando además acoplar un equipo de trabajo envidiable, y el aporte de mi área para los "números del negocio" fue notable. Pendiente queda el ver cómo ese aporte se devuelve en estabilidad económica, en seguridad para mi y mi familia, en bienestar. Ciertamente hay un elemento que juega en contra, y que en cierta forma ha impulsado en mi una inquietud: el país. Algo debe cambiar en mi vida, de la cabeza no se me sale el pensamiento de que debo comenzar a generar riqueza material para mi, más que para terceros. Estoy cansado de terminar el año pagando deudas. 2013 será un año crucial para eso, lo presiento.

En la salud: Ya hice un adelanto en la introducción del post. Solo debería agregar que debo continuar adaptándome a esta nueva etapa. Por mi y por los míos. Quiero ver crecer a mi hija y dejarla preparada para este mundo hostil que nos tocó vivir. Mi entorno está también en ese proceso de revisión. Mi esposa tiene la tarea pendiente para el 2013 de atender su bienestar, mi Madre también tienen un par de cosas a las qué prestar atención. El estado de ánimo es crucial para que el tema de la salud pueda abordarse en los mejores términos, y para eso me gusta dar mi grano de arena. Mi familia es mi apoyo, y yo quiero ser también el apoyo para ellos.

Lo político: Aunque el colectivo de opinión política al que pertenezco practicamente desapareció, eso no nos ha eliminado la sensibilidad que le tenemos al tema. El panorama político del país se ha enrarecido mucho, cosa que parecía imposible en un ambiente polarizado donde cualquier aberración podía suceder. La salud del presidente es un tema que, a la fecha en la que escribo este post, está en su clímax. El futuro del país depende aún de una mayoría mínima que pretende imponerse sobre la mitad del país, con el ingrediente adicional de que el máximo líder de esa mayoría pareciese que ya no estará. Eso puede empeorar o mejorar las cosas, y eso si depende directamente de la actitud de todos nosotros. Nunca antes habíamos experimentado tal grado de incertidumbre. Ya veremos qué sucede.

Lo que dejo en 2012:

La muerte: mi esposa ha perdido familiares en períodos cortos. Espero que "la pelona" deje de rondar a esta familia por un largo tiempo. Es difícil, porque no depende de mi, pero es uno de mis mayores deseos. Trataré de ser más activo en los temas de salud (creo que he sido bastante reiterativo con ese tema en este post), y en lo que pueda aportar para disminuir el entorno violento que estamos viviendo.

Lo que me traigo a 2013:

Las oportunidades, para mi y para los que me rodean. En 2012 me sentí útil al ayudar a grandes amigos en su bienestar laboral, y de alguna manera fui hábil para identificar los pasos más convenientes para mi superación personal y profesional. Espero seguir dando clases, espero seguir dando charlas y seguir creciendo en lo profesional. Es al aporte más grande que le puedo dar a mi gente, a mis amigos, familiares y al país. También espero poder disfrutar esos tontos pero significativos momentos de placer que la vida regala de vez en cuando. Conciertos, viajes, libros, aprendizaje y sobre todo mucho amor de los míos.

Feliz año nuevo para todos. 2013 será un año interesante en muchos sentidos.

Una ciudad que enseña los dientes (Revista CONSECOMERCIO al día)

Una reseña que parece entrevista. Reseña de Caracas Muerde y entrevista a su autor, Héctor Torres.

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Reseña de Caracas Muerde - Entrevista a Héctor Torres
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Reseña de Caracas Muerde - Entrevista a Héctor Torres
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Reseña de Caracas Muerde - Entrevista a Héctor Torres
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Una vida y dos Maestros

  Prólogo

Tendría yo unos 12 u 11 años cuando escuché por primera vez Maestra Vida. Vivía en La Vega, y escuchar a Rubén Blades pasó del recuerdo de los LP’s de mis primos en el apartamento del Bloque 7 y 8 de Simón Rodríguez, a ser una forma de acercarme más a esos momentos. Aquella promesa de mudanza temporal “por solo quince días” llevaba ya más de cinco años, y ciertamente extrañaba las tardes con mi Abuela, escuchando música en el tocadiscos portátil que guardaba en mi cuarto.

En Simón Rodríguez solo habían tres discos de Rubén: Siembra, Canciones del Solar de los Aburridos y Buscando América. También estaba Fantasmas de Willie Colón, y algunos otros “singles” (“discos chiquitos”, le decíamos a los famosos SP’s de 45 rpm) del sello Fania. Ya en La Vega, con la nostalgia ‘a tres tablas’ y la crisis de una adolescencia sazonada con Barrio, matinés, jevitas escurridizas y fáciles, amigos y compañeros de calle, Rubén pasó de ser una simple anécdota de infancia, a ser la excusa para regresar a ella. En el ínterin, las letras de sus canciones fueron llenando un espíritu rebelde en plena evolución. Muy pocos compañeros de clases y amigos compartían el gusto. Bailábamos la “salsa erótica” de la época, y algunos gustaban de la “salsa vieja”, de los clásicos Héctor Lavoe e Ismael Rivera. Más allá de “Pedro Navaja”, Rubén no parecía ser el favorito de mi grupo etario. Salvo una persona, Roberto Rujano se llamaba, quién también había hecho su parte prestando atención a la poesía urbana de protesta de Blades. Cuando descubrimos el gusto compartido, comenzó una aventura no muy común para chamos de nuestra edad: una suerte de análisis de discurso muy empírico e inocente sobre la música de Rubén.

- ¿Tú sabías que cuando Rubén dice que está “Buscando Guayaba” en realidad lo que dice es que está buscando jeva?
- ¿Coño en serio? (Coloco el disco) ¡Ah! Ahora si entiendo la vaina. En estos días escuché el disco “Live”, y hay una parte de la improvisación de Pedro Navaja que me pareció como un mensaje…
- ¿Cuál?
- Dice “Si tu quieres saber qué pasó en realidad, oye Sorpresas y tú verás…” ¿Será que Pedro Navaja tiene una segunda parte?
- No se… hay que averiguar.

No recuerdo exactamente cuándo apareció Maestra Vida en el repertorio, pero si se que fue uno de los discos que más escuché. Pasaba tardes enteras participando como oyente en la historia de las tres generaciones Da Silva: Carmelo, Ramiro y Rafael. Escuchaba la historia y sentía que era mía. No se por qué, nada de lo que Rubén cantaba había sido experimentado por mi, pero de alguna forma me sentía identificado con Rafael, buscando la historia de su árbol genealógico y descubriendo una vida sumamente dramática y hermosa. Esas tardes siempre se hacían acompañar de lágrimas. El segundo disco me afectaba mucho, sobre todo la manera en que Carmelo muere, sin noticias de su hijo y con el recuerdo de Manuela en su puño, “qué triste llegar a viejo llorando”. El final era muy hermoso y muy significativo en medio de las carencias de cualquier chamo adolescente de barrio: “Hay que vivir, a pesar de los problemas hay que vivir…”, una vida que te da y te quita y de la que siempre nos sobrevivirá la descendencia, el hambre, la miseria y la esperanza.

Algunos años después, aquellos episodios se fueron materializando en un proyecto teatral. En el año 1989 comencé a hacer Teatro, y algunos años después sugerí a mi Director de entonces que montáramos Maestra Vida en las tablas. Esa sugerencia se hizo realidad en 1996 gracias a alguien al que también se le había ocurrido: Neill Castro del Grupo Teatral Gremio. La obra se montó y fue uno de los montajes que más disfruté en mi vida. Tiempo después Rubén vino a Venezuela, y yo me lancé al Hotel Caracas Hilton dispuesto a tocarle la puerta de su habitación para entregarle un VHS con la grabación del montaje, y algunos afiches y fotos. La suerte estuvo de mi lado. Rubén estaba dando una Rueda de Prensa y salió por la puerta principal del salón. Le entregué el material y le pedí que me autografiara uno de los afiches: “Gracias por esto – me dijo – seguro vas a recibir respuesta de esto, tarde tal vez, pero seguro”.

Capítulo único 

Aunque en algún momento parecía que el destino iba a burlarse de mi, finalmente pude comprar mis entradas para ir a La Carlota junto a mi esposa e hija a ver al propio Rubén interpretando lo que seguramente considera su máxima obra. Maestra Vida es una obra política, Rubén Blades es un artista político, que además cantó temas contra la dictadura en países donde las había en ese momento. No creo que Rubén haya escogido a Venezuela y a Dudamel por casualidad. Los días previos al evento en La Carlota sucedieron como una partida de ajedrez político que quedará para el anecdotario histórico de la música latinoamericana. Al rumor de veto a César Miguel Rondón lo siguió el de la prohibición por parte de Blades y De Vita para la transmisión por Tves. Sin duda alguna, asistimos a un gran capítulo de la música urbana y de la cultura latina. Era la segunda vez en la historia que Rubén interpretaba en vivo la “Ópera Salsa” que escribió en los años 70.

Lamentablemente la empresa organizadora del evento no supo (o no quiso) comunicar exactamente lo que iba a suceder. Jamás hablaron de una “Ópera Salsa”, jamás hablaron de una “obra”. Hablaron de un concierto llamado “Viva la música”, con el subtítulo “Maestra Vida” que bien pudo haber sonado a “Todos Vuelven”, el nombre de la gira anterior de Blades. Metieron a Franco De Vita en el programa, que de verdad hizo un show muy bueno, muy completo y de alto nivel, pero que lamentablemente dentro del contexto de lo que significaba “Maestra Vida” con Rubén y Dudamel, sobraba y confundía aún más.

El show arrancó a las 3:00 pm aproximadamente, Maestra Vida empezó cerca de las 9:00 pm. Mucha gente acudió esperando un concierto de Rubén Blades, con sus temas más conocidos y quizás a un Dudamel dirigiendo el Mambo de Bernstein. En la cola del baño se le escuchó a alguien decir que esperaba escuchar María Lionza, y aunque Rubén sí la cantó junto a la Orquesta Latino – caribeña, fue un “bonus” abreboca al evento central de la noche. De las personas que nos rodeaban, solo dos además de mi esposa y yo, cantamos las canciones de la obra Maestra Vida. La gente que estuvo desde temprano se estaba enfrentando a una verdadera prueba de resistencia y no todos decidieron pasarla. Esa misma gente que no esperaba, o simplemente no conocía esa “Ópera Salsa” llamada Maestra Vida, empezó a abandonar La Carlota sin haber terminado el primer acto.

Acerca de la organización como tal, creo que hubo muchos detalles que dejaron qué desear. Se habilitaron varios corredores peatonales para acceder a La Carlota, pero solo dos de ellos daban directamente a la entrada de la base aérea. Así que encontramos una cola enorme desde Altamira que los que llegamos desde otros puntos debimos tomar desde el final, a menos que quisiésemos enfrentar a los que empezaban a gritar “coleones” y corriéramos el riesgo de ser sacados de la cola por la policía. La requisa y el decomiso de objetos por seguridad rayó en lo ridículo. Se quedaron con el brillo labial de mi esposa, “a esto le puedes sacar filo y herir a alguien”, me dijo el chamo uniformado antes de echarlo a una bolsa negra de basura. Parece que a estos panas los entrenan haciendo requisa a los visitantes del Rodeo I y II. Por otra parte, uno se pone suspicaz con eso de no dejar pasar botellas también "por seguridad", y ver luego que adentro te venden agua carísima y... en botellas. El sonido no fue suficiente para una asistencia esperada de 200 mil personas. La gente al final del área del concierto no escuchó bien, y eso estuvo muy mal.

Para mi el concierto empezó con la entrada al escenario de la Orquesta latino-caribeña. Una orquesta que me dejó gratamente sorprendido, y que me trajo recuerdos de aquellos años que no viví con la Fania, pero que disfruté a través de videos en televisión. La ejecución de la Sinfónica y la latino-caribeña fue impecable. Rubén debió estar muy feliz. Yo lo estaba. Fue mágico y maravilloso. Rubén subió al escenario, como suerte de Prólogo de la obra, para interpretar junto a la latino-caribeña un par de temas: “María Lionza” y “Decisiones”.

Y finalmente empezó. Bajo la batuta de Dudamel, comenzaron los acordes de la Obertura de Maestra Vida.

Comenzó la historia, narrada por Rubén quién a pesar de ser actor la verdad no imprimió las inflexiones de una buena lectura dramática. César Miguel, ¡cuánta falta hiciste! Tal vez fue adrede. Antes de empezar, Rubén recordó a su amigo venezolano, al mismo que le confió su intimidad hace años. Al mismo que sabe historias de Rubén que ninguno de sus fanáticos conocemos. Para los fanáticos de Rubén, Maestra Vida sin César Miguel estaba incompleta, lo sabíamos, pero igual había que estar. Pero esa queda pendiente Rubencín, ese clavo hay que sacárselo. Rubén también agradeció el “apoyo logístico” del Gobierno venezolano, y aunque su voz no sonó convencida, se dejaron escuchar aplausos de los que escucharon agradecimiento al apoyo logístico no del Gobierno, sino de Chávez.

De la primera parte destacaron “Nació mi niño” y “Yo soy una mujer”, esta última contó con la participación de una de las cantantes de la Orquesta latino-caribeña haciendo la parte de Manuela. Voz impecable y a la altura del compromiso. En "Nació mi niño" hubo un solo de cuatro venezolano, además hubo un sutil pero inteligente cambio en la letra. Ya Carmelo no pide a Dios que su hijo no le salga "marica", sino que no le salga cobarde. Muy bien.






Rubén escogió un tema personalísimo y elocuente para el intermedio: “Patria”. La gente se emocionó con varios pasajes de su letra. Nuestra realidad política, la narración de la letra de “Déjenme reir (para no llorar)” y de “Patria”. Insisto: no fue casualidad que Rubén nos escogiera.

En el segundo acto volví a mi adolescencia. Me vi en la cama de mi cuarto, escuchando Maestra Vida en el “picó” de mi Mamá, y no pude evitar volver a llorar. 22 años después, volví a llorar la muerte de Carmelo Da Silva. Esta Maestra Vida fue tan venezolana, que tuvo un solo de cuatro en "Nació mi niño" y el mismo cuatro estuvo marcando la melodía en la pieza final de la obra. Maestra Vida camará’, que en Venezuela igual te quita y te dá.

“Hay que vivir” no sonó. El final lo marcó “Maestra Vida” y Rubén visiblemente emocionado, agradeció a Venezuela haberle dado la segunda oportunidad en su vida de interpretar su obra en vivo. Dudamel le puso la medalla del “Sistema” a Rubén, y así culminó el momento más emotivo de todo el show.

Epílogo

Hubo Bis. Rubén y Dudamel regresaron al escenario para interpretar “El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés” y “Pedro Navaja”. En “Pedro Navaja”, los músicos (incluyendo a Dudamel) se pusieron lentes oscuros. Rubén no paraba de reír, lo sorprendieron. Mal por los impacientes (y si se quiere ignorantes) que no supieron esperar y se fueron de manera precoz.

Mi hija resistió, en algún momento sentí que íbamos a tirar la toalla. Pero ahí estuvimos hasta el final. El reloj marcaba las 11:22 pm cuando finalmente tomamos un taxi directo para la casa, siguiendo la petición de Rubén al despedirse: “Lleguen sanos y salvos”.

Mi espalda me dolía, mis pies no aguantaban un paso más. No soy el mismo de antes, mi historia también ha avanzado. El 22 de julio de 2012 fue un día histórico para la salsa, un día histórico para la música latina, y sin duda, un día histórico para la política venezolana. Algún día conoceremos los intríngulis de lo que no supimos. Me quedo con el mayor activo de la noche, el del recuerdo de dos Maestros interpretando a la Maestra de todos, y uno de los soundtracks más importantes de mi vida.