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Apuntes sobre Filosofía de la Comunicación

Entre los años 2007 y 2008 tuve la oportunidad de cursar una materia optativa llamada "Filsofía y Comunicación". Dicha materia era dictada por David de los Reyes, eminente filósofo y catedrático venezolano y ucevista.

La oportunidad fue valiosa puesto que tuve la dicha de recibir algunas visiones sobre algunos pensadores que ya había visto a lo largo de la carrera, pero con la lucidez de reencontrarme con ellos ya al final de la misma. En retrospectiva, veo con curiosidad que el tema político fue recurrente. Eran tiempos de autocuestionamientos.

Hoy quiero compartir esas cuartillas que, en modo de evaluación, asignaba David de los Reyes luego de cada clase. Los personajes son variopintos, y los textos que analizamos fueron representativos con el tema de la Comunicación. Aquí les dejo la lista de ensayos:

I. Aristóteles: Metralla de Palabras

II. Platón: El comunicador, intérprete del entorno

III. Thomas Hobbes: Lenguaje, civilización, incomunicación y caos

IV. Jean Jacques Rousseau: Lenguaje, pasión y política

V. Sebastián Serrano: Política gestual

VI. Marshall Mc Luhan: Comprendiendo a Mc Luhan

VII. Jürgen Habermas: Habermas y su utopía


Espero que les agrade,. Dejen sus comentarios, no sean pichirres.

Apuntes sobre Filosofía de la Comunicación V: Habermas y su utopía

Siempre creí que la mayor (y hermosa) de las utopías sociales se hallaba en Marx, hasta que me topé con Habermas.

Habermas, describe una sociedad perfectamente estructurada por el diálogo, la deliberación y el discurso, y muestra un panorama que en muchos casos se asemeja con el contexto socio político actual que se vive en Venezuela.

Lo curioso de esto es que en algunos casos, la sociedad “quintarrepublicana” se asemeja mucho más con sociedad gobernada por la Acción Comunicativa de Habermas, que con la misma Sociedad Socialista de Marx. Tal vez lo que quiere decir esto es que la vía para llegar a Marx es Habermas, curioso, realmente curioso.

Lo bueno en todo esto es la evidente buena intención de conseguir una sociedad políticamente perfecta a través de la comunicación, lo que deja muy bien parada a esta corriente humanista que a veces es mal vista por sus hermanas (o más bien sus tías abuelas), la sociología y la filosofía. De hecho, hay muchas cosas que son posibles en la descripción habermasiana de la sociedad perfecta: El pueblo ejerce su deliberación a través del voto, mediado siempre por los medios de comunicación, el discurso es el catalizador de la racionalidad en la sociedad, los medios se regulan dentro del marco de la ética de la deliberación política, pero siempre hay un ente regulador primigenio que decide los parámetros bajo los cuales se da toda esa ética comunicacional y política, y estos son los que detentan el poder. Es entonces cuando aparece lo malo.

Y es que en definitiva cualquier teorización de la sociedad que pretenda una solución absoluta de las contradicciones humanas, termina siendo una base filosófica para cualquier sistema autoritario, sea este de izquierda o de derecha. La única forma de acabar con la contradicción es imponiendo criterios, y cualquier disidencia es considerada una falta a la verdadera sociedad perfecta.

Habermas no habla de aquellos sectores que no poseen acceso a los medios de comunicación, no habla de aquellos sectores que no tienen acceso a una educación que les permita deliberar en los términos que exige la deliberación en sí misma, peor aún, la deliberación en Habermas oscila siempre en el acuerdo, sin mencionar el rencor que puede producir la exclusión consecuente de tal acuerdo.

Cuando esto sucede, la ejecución de la teoría se traduce en desviaciones y aberraciones iguales e incluso peores que las que se pretenden solucionar. Y vaya que lo podemos ver en nuestro día a día.

Vemos como el Gobierno venezolano mantiene un especial interés en todo lo que concierne a las comunicaciones dentro del territorio, extendiendo sus regulaciones a todo el aparato mediático: televisión, radio, prensa, publicidad, telecomunicaciones, Internet. Vemos como los medios masivos, en especial la televisión, ejercen su poder sobre la política y sobre la sociedad en general. Podemos citar un ejemplo claro de la mediatización de la política en el movimiento estudiantil, el cual se pintó en su momento como algo novedoso cuando en realidad no era nada y que se centraba en unas cuantas caras que ejercían, no solo la dirigencia política estudiantil, sino la capacidad del accionar mediático.

Realmente la gran solución a las contradicciones del ser humano está en aceptar que la humanidad es contradictoria y que es sus contradicciones donde radica el motor que acciona su movimiento y su desarrollo. Entonces, y solo entonces, seremos una sociedad perfectamente imperfecta.

Apuntes sobre Filosofía de la Comunicación VI: Comprendiendo a MC Luhan

Una vez, no hace mucho, me topé con una entrevista que le hicieran en el diario El Nacional al ilustre pensador venezolano y estudioso de la comunicación Antonio Pasquali. En la entrevista, Pasquali fue interrogado por el periodista acerca de su postura de antaño respecto a MC Luhan, siendo la respuesta del entrevistado una afirmación dónde visiblemente confesaba haber cometido un error frente a este otro pensador de la comunicación moderna: “hay que volver a leer a MC Luhan”.

Poco tiempo después, en una clase de Filosofía, recibí - ya como una tarea- la petición de releer al autor de conceptos tan actuales como el de la Aldea Global.

El Medio es el mensaje es una frase recogida del ensayo titulado “Comprendiendo los Medios”, pero que en inglés realizaba un juego de palabras entre "mensaje" (message) y "masaje" (massage): "message is a massage". Releer a MC Luhan comienza por darle la vuelta al sentido de la frase en cuestión.: el medio no es el mensaje, es un masaje.

Entonces, y solo entonces, las afirmaciones de Marshall MC Luhan adoptan un enorme sentido que nunca antes se había vislumbrado, a no ser por los llamados de atención de otros estudiosos que advertían sobre el respecto.

Quizás la adopción de MC Luhan por parte de la Publicidad y de los mismos medios como tal, fue punto de apoyo para que los comunicólogos no lo tomaran en serio, o en el peor de los casos, lo atacaran ferozmente como el propio Pasquali en su libro “Comprendiendo la Comunicación”.

Es entonces dónde, salvando las distancias que el pensamiento crítico coloca entre ambos autores, que puede establecerse un paralelismo casi aliviante entre Pasquali y MC Luhan, algo escandalizante en otrora.

Y es que el empeño que encontramos en el comunicólogo venezolano de diferenciar lo que es comunicación de la simple transmisión de información, se completa con esta afirmación MC Luhaniana de que en los medios de comunicación, poco importa el contenido del mensaje, igualando la película pornográfica con el cuento de Disney, porque al fin y al cabo, no es lo que se dice, sino cómo se dice. Y en el Cómo es donde precisamente los medios se han vuelto unos expertos, impulsados por la Industria Cultural, ampliamente descrita y criticada por Adorno y Horckeimer, pensadores de la escuela de Frankfurt, cuyos postulados también se reconciliarían entonces con lo dicho por MC Luhan.

Sin embargo, queda aún un elemento, ya mencionado en este texto, y este es la ausencia de crítica en los postulados de MC Luhan. Es MC Luhan un simple descriptor de la naturaleza de los medios, sin aplicarle ningún tipo de adjetivo, se limita a señalar las potencialidades alienantes del medio, extensión artificial de las capacidades del hombre y transformador del mensaje. Pero nunca dice que esto sea malo. Simplemente es.

Pero no cabe duda que, ahora comprendiendo a MC Luhan, podemos retomar el camino y añadir nosotros el tono crítico a sus postulados.

Personalmente asumiré como propia, la petición de Pasquali: Leamos de nuevo a MC Luhan, al parecer y después de todo, como que si tiene cosas interesantes qué decir.

Apuntes de Filosofía de la Comunicación V: Serrano. Política gestual

El cuerpo humano destila comunicación por los poros. Cada uno de nuestros músculos contribuye en la emisión de mensajes. Muchas veces el lenguaje verbal resulta incompleto sin un buen acompañamiento de gestualidad. Como una canción a capella, el lenguaje estrictamente verbal puede sonar bien, pero le falta algo.

La política resulta particularmente sensible al juego de la gestualidad. En un universo de naturaleza engañosa, donde generalmente los discursos no son sinceros, la gestualidad llega a jugar un papel primordial a la hora de descifrar la verdadera intención del mensaje de nuestros políticos, criollos y no tanto.

Son muchos los capítulos de la historia política del país en los que el lenguaje gestual ha sido el protagonista. En muchos de ellos, los gestos han ido en contraposición a lo que el político dice verbalmente, aunque resulte difícil de descifrar. Sebastián Serrano, en su libro “El regalo de la comunicación” indica que “los signos no verbales resultan un tanto difusos, indefinidos y poco explícitos, debido a que constituyen el lenguaje de nuestros delicados, elusivos y con frecuencia extremadamente complejos sentimientos”.

Recuerdo de manera muy clara el primer evento electoral al que mis sentidos acudieron con particular lucidez. Eran las elecciones presidenciales del año 1983. Los candidatos eran el Dr. Rafael Caldera y el Dr. Jaime Lusinchi. En el episodio al que me refiero me encuentro frente al televisor con mi abuela viendo el discurso de Caldera reconociendo el triunfo de Lusinchi, recuerdo a mi abuela burlándose de la cara de Caldera admitiendo su derrota.

Otro episodio que recuerdo con mayor claridad es el discurso de Carlos Andrés Pérez en cadena nacional durante el intento de golpe del 4F. Pérez estaba escoltado por su entonces Ministro de Defensa, y ninguno de los dos tenía cara de valentía precisamente. De hecho, resultaba particularmente extraño escuchar al entonces Presidente llamando a la calma y afirmando que “todo estaba bajo control”, con una cara que a leguas reflejaba miedo e incertidumbre.

Más en nuestros días, vemos como la gestualidad ha obtenido mayor importancia con un gobierno que apela a cada momento a los símbolos para comunicarse con el pueblo: Una mano que golpea la otra, un sonoro pitazo que despide funcionarios públicos, gestos de triunfalismo inocultables en cada proceso electoral.

El Presidente Chávez es un maestro de la gestualidad. En sus discursos mantiene un contacto con la audiencia basado no solo en su verbo, sino también en sus gestos, en sus movimientos. La gente se identifica llegando algunos a imitarlo para trasmitir el mismo mensaje.

Serrano afirma también que “el impacto de un discurso está más relacionado con cómo se pronuncia que con qué se dice”. Y últimamente hemos comprobado de cerca esta afirmación.

Resultó bastante significativo el famoso “carómetro” al que hizo referencia el, ahora diputado disidente, Ismael García para indicar en tono burlón que los resultados comiciales del Referéndum a la Reforma Constitucional no estaban siendo favorables al gobierno. Y es que la rueda de prensa que dio el comando de campaña fue una verdadera sinfonía de gestos, donde más que nunca se veía como el verbo puede en algunos casos distar de manera casi total con la comunicación gestual.

Particularmente este tema de la comunicación gestual resulta inherente a la estructura comunicacional del gobierno actual, si no, recordemos la cara del Ex –ministro Pedro Carreño cuando una periodista le puso en descubierto su doble discurso al hablar de socialismo vistiendo ropa de diseñador.

Pareciera ser una premisa de este gobierno el dicho que reza “no hagas caso a lo que digo, sino a lo que hago”.

Apuntes de Filosofía de la Comunicación IV: Rousseau. Lenguaje, pasión y política

Una multitud se aglomera en una de las principales avenidas de la ciudad, es la avenida que posee mayores capacidades para un evento de este tipo por sus dimensiones. La gente se amontona colmando todos los recovecos en las calles y aceras, algunas provenientes de las zonas adyacentes al punto y otras, la mayoría, de una marcha que ha recorrido varios kilómetros de asfalto, smog y sol. Una tarima los espera. A lo largo de la avenida hay sistemas de sonido suficientes para que el mensaje del Líder llegue hasta cada uno de los integrantes de la masa de escuchas.

El momento llega. Después de una larga caminata, y tras algunas horas esperando en el sitio, el Líder sube a la tarima. La multitud enloquece, aplaude, eleva cánticos representados en consignas a favor de él, su Líder. A algunos de ellos les importa más el Líder en sí mismo que sus ideas, igual no importa: si lo dice el Líder, debe ser bueno.

Jean Jacques Rousseau es un pensador inglés cuya obra abarca los temas más diversos. Entre ellos, se encuentra el "Ensayo sobre el origen de la lengua". Rousseau reflexiona en este libro sobre el origen del lenguaje, su evolución, el origen de la escritura y la estrecha relación que existe entre lenguaje y música.

Según Rousseau, el lenguaje en la antigüedad era totalmente cantado, en tanto que lo que se quería comunicar tenía que ver mucho más con los sentimientos que con la razón. El hombre se expresaba con sonidos, con cantos, y este lenguaje –bastante apreciado por Rousseau en cuanto a su pureza y su riqueza –nacido directamente de la sensibilidad de la pasión, no nos da una idea real de los objetos que describe, solo nos indica una idea ilusoria de la realidad, que se va racionalizando a medida que el lenguaje pierde, con el devenir del tiempo, su música.

El Líder toma el micrófono y saluda a su multitud. Su tono de voz no es ni por un instante, el mismo tono de voz que utiliza en las declaraciones a los medios de información, o el que usa cuando es simplemente un hombre más en la sala de su casa junto a sus íntimos. Aunque no es cantante, el líder canta. Aunque no es canción, su voz denota melodía. Denuncia, insulta, alaba sus ideas y ataca las del contrario, y cada una de sus palabras –o de sus notas –alegran el corazón de sus seguidores y arruga el de sus contrincantes. No importa que en sus palabras se salga del protocolo, no importa que sus notas convertidas en discurso suenen ridículas o en el mejor de los casos, cómicas, ante quienes lo escuchan con la razón más que con el corazón, ante sus "enemigos" obligatorios. Estos últimos, posiblemente luego imiten su discurso-canción para hacer reír a otra multitud en algún show de comedia. Pero en ese momento, el líder no es comedia. Es pasión. Cada uno de los miembros de la multitud irá a sus casas convencido de que las palabras-cantos que escucharon son ciertas. La pasión, no les da una idea real de lo que se escucha.

Rousseau señala que el lenguaje surge con la necesidad de establecer vínculos pasionales y emotivos con los semejantes. Pero ese lenguaje evoluciona (aunque para el gusto de Rousseau, parece más bien que involuciona) en función más de una necesidad que de una expresión. Entonces, lenguaje y música se separan para siempre. Al menos siempre y cuando lo que se quiera comunicar no requiera precisión, o que lo que se diga no convenga que sea analizado desde la razón.

El líder ya ha cantado lo suficiente, sus cuerdas vocales ya están cansadas y da por terminado el acto. Al día siguiente, la prensa trata de racionalizar el discurso del líder. Unos dicen una cosa, otros dicen otra. Nadie acierta. Lo que quiso decir el líder no se puede interpretar sino desde el lenguaje musical de la pasión.

Apuntes de Filosofía de la Comunicación III: Hobbes. Lenguaje, civilización, incomunicación y caos

Según se puede desprender del pensamiento de Thomas Hobbes, sin lengua no hay Estado, sin Estado hay caos. Entonces, sin lenguaje hay caos. Pero, ¿que pasa cuando el caos es producido por el lenguaje y por esos mismos Estados que suponen civilización?

Los más recientes: Afganistán e Irak. Los que pasaron a la historia: Primera y Segunda guerra mundial, Vietnam, Corea. Los eternos: Colombia y el Medio Oriente. Países, regiones, Estados donde reina el caos a pesar del lenguaje.

Pero ¿es el lenguaje un verdadero creador de civilización? ¿O esto quedó en el pasado?

Tal vez, tal como Hobbes lo afirma, el lenguaje fue el invento más importante de la humanidad. En efecto, el lenguaje supuso una altísima capacidad de abstracción que solo el ser humano es capaz de alcanzar. Pero luego de una observación simple podemos percibir que una de las principales características de los países de Europa es que cada Estado de la unión posee una lengua diferente. Incluso, el lenguaje es un elemento primordial en el conflicto del Estado español con el grupo subversivo Vasco, ETA.

Esto nos lleva a afirmar que el lenguaje puede fungir como elemento de cohesión entre miembros de una sociedad para conformar un Estado. Pero también es un elemento que puede tener cierto protagonismo en factores de ese Estado que pretenden separarse de ese contrato social y formar uno propio.

Existen otros casos extraños como el de Latinoamérica. Somos el único continente que maneja un solo lenguaje, sin embargo, somos el único continente que no posee vínculos fuertes de integración.

Tal vez una explicación a este fenómeno pueda ser que nuestro lenguaje es impuesto. El lenguaje de América Latina no fue producto de un proceso natural, sino que formó parte de un proceso colonizador bastante dramático. También podemos deducir que existen elementos diferenciadores muy fuertes entre los países latinoamericanos que resultan suficientes para no estrechar lazos entre sí. Dicha razón no puede ser otra que un profundo sentimiento de inferioridad por su condición de “países subdesarrollados”. Condición aprovechada por otros países como Estados Unidos para crear relaciones de dependencia bastante desventajosas para los primeros. Entonces el lenguaje no es tan fuerte, o al menos no ha sido tomado en cuenta como elemento de cohesión.

Recordemos un poco la película del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu titulada “Babel”. La película encerraba tres situaciones que se entrelazan en algún punto y cuyo principal elemento era el lenguaje. La película está hablada en cuatro idiomas diferentes, esto supone que en cualquier país donde fuese proyectada necesitaba subtítulos. Sin embargo, la incomunicación que se genera en las tramas del film no tienen que ver con el lenguaje, sino más bien con los límites internos que sus personajes se auto imponen. Estas situaciones creaban un sin fin de conflictos que en muchos casos no terminan de solucionarse.

Hobbes también hace mención del pasaje bíblico de la Torre de Babel. Eso sucedió hace unos cuantos siglos atrás. Hoy, al parecer ya es hora de que el castigo de la Torre de Babel se levante. Está en todos nosotros vencer esos límites que nos auto imponemos y que van más allá del lenguaje para poder construir un mundo verdaderamente civilizado.

Apuntes de Filosofía de la Comunicación II: Platón. El Comunicador: Intérprete del entorno

Las nuevas tecnologías de la información han servido para impulsar el debate acerca del nuevo perfil del comunicador social. Antonio Pasquali, investigador venezolano de la comunicación, ha dado la alerta acerca del tema: Convertir la información en conocimiento y actualizarse con las nuevas tecnologías, ha sido el dictámen que este humanista ha esgrimido a las nuevas generaciones.


El rol del comunicador social se ha visto reducido de manera evidente y errónea a la labor periodística, pero ¿es el comunicador social solo un periodista?


En EEUU, la comunicación social se divide en dos grandes ramas: la comunicación masiva y la comunicación dialógica. Ambas corrientes representan hoy día, dos pensamientos distintos, dos paradigmas en los cuales la sociedad moderna está sorteándose. Las nuevas tecnologías con Internet a la cabeza, han servido de impulsores de la comunicación dialógica, que, además de romper con la percepción de los destinatarios como una gran masa uniforme que no piensa ni siente y que solo se limita a recibir mensajes, lo cambia a personas con nombre y apellido que bien pueden modificar la intencionalidad del mensaje. De esta manera la manipulación y los efectos persuasivos exclusivos de los remitentes desaparecen, o al menos se distribuyen en todos los actores del hecho comunicacional.


En la antigua Grecia, comunicación dialógica y masiva se confundían una con la otra. La plaza pública constituía el primer evento de comunicación masiva, pero sin embargo conservaba el elemento dialógico. Los Rapsodas, los Filósofos, los Actores y los Poetas, eran los Comunicadores sociales de entonces. Los que interpretaban los eventos del entorno y se encargaban de narrarlos al colectivo.


De todos ellos, el filósofo era el que se encargaba en mayor grado de la generación del conocimiento, de convertir la información en insumos para el crecimiento cognitivo y el desarrollo de los ciudadanos como individuos cultos.


La comunicación, entonces y hoy también, es mediada por el conocimiento previo de los códigos lingüisticos en los que está estructurado el mensaje. Todos los elementos de la comunicación poseen sus propios códigos, códigos que se manejan bajo una especie de consenso implícito entre emisores y receptores. El Cine, el Teatro, la Prensa, la Narrativa, los Blogs, la Televisión, cada uno de ellos posee un grupo de codificaciones que, si bien pueden manejarse bajo un mismo idioma, también es cierto que poseen otras estructuras lingüisticas que se diferencian entre uno y otro.


El comunicador social administra estos códigos. Incluso en determinados momentos los crea y se encarga de establecer el consenso social en torno a ellos. Uno de los grandes poderes que posee el comunicador, en tanto periodista, es el manejo de los géneros periodísticos. El cineasta maneja, aparte de los géneros del Cine, un lenguaje iconográfico que se diferencia del utilizado en Televisión o en el Teatro. En cada caso, el comunicador funge de intérprete entre el mensaje y los que reciben este mensaje.


En el ambiente On Line, la función del comunicador aparentemente se difumina en un entorno donde la democratización del hecho comunicacional ha cobrado realismo. Hoy en día cabe preguntarse ¿Cuál es el rol del Comunicador social en un momento en el que la comunicación se ejerce bajo esquemas tan revolucionarios como novedosos, tales como el “Periodismo ciudadano” o las plataformas WIKI (colaborativas)? El comunicador continuará siendo el gran intérprete, y en medida en que asumamos las funciones de generación de conocimientos que tanto aboga Pasquali, nos convertiremos en los filósofos de la nueva revolución comunicacional y tecnológica.

Apuntes de Filosofía de la Comunicación I: Aristóteles. Metralla de Palabras

El manejo del discurso es una arte que pocos dominan. La capacidad de influir y provocar reacciones en los demás mediante las palabras es un don que pocos tienen, y menos aún los hay quienes lo saben usar.

El arte de convencer con las palabras permite al orador provocar reacciones deseadas en el auditorio, crear en el otro cierta predisposición, favorable o no, al tema que se está discutiendo. Es un don manipulador y peligroso, que muchas veces puede herir y hasta matar si así se desea. Es una lucha por atraer el mayor número de audiencia posible, donde a veces se libran batallas despiadadas por tener el dominio. Una especie de imperialismo de conciencias y de opiniones.

La principal arma que posee todo orador se encuentra en los componentes de la retórica aristotélica: Logos, Pathos y Ethos.

El Logos denota la parte racional del discurso, la que busca convencer el intelecto mediante argumentos sólidos e irrefutables. El Pathos se refiere a los argumentos de tipo emocional que se utilizan para el fin de la persuasión y que son utilizados de manera bastante ágil por el orador. El Ethos, encierra aquellos aprendizajes del deber ser que posee cualquier discurso, la ética, la moral y las leyes informales o formales que llevan a establecer juicios de valor.

Muchas veces nos encontramos con oradores que tienen puntos de vista encontrados, y que provocan confusión en la audiencia, al tener dos personas con un excelente dominio de la palabra y que usan argumentos tan convincentes que no es posible decidirse por quién inclinarse. Usan el discurso de tal manera que neutralizan el discurso del contrario y así sucesivamente. Puro canibalismo intelectual.

En la política, usualmente se encuentran discursos con un alto grado de Pathos. Buscan influir en las emociones del auditorio mediante argumentos en su mayoría manipuladores o tramposos. Discursos con alto contenido de argumentos racionales los encontramos en aquellos que son producto del uso de las ciencias puras y humanísticas. Las religiones prefieren utilizar argumentos provenientes del Ethos y en cierto grado también buscan la manipulación y la trampa para persuadir a sus “feligreses”.

El uso correcto de las palabras en un discurso, sin embargo, nos invita a establecer un equilibrio entre los tres elementos de la retórica. Un discurso excesivamente racional, puede ser atacado por argumentos emocionales, un discurso en exceso emocional, también sufre lo propio. Es lo que ocurre en casos donde las teorías económicas son derribadas por los oradores del pensamiento utópico marxista y viceversa. Los discursos excesivamente éticos o morales puede ser catalogados de pacatos.

Es por ello que el uso correcto de los argumentos nos abre una gran oportunidad para influir en los demás, para neutralizar opiniones contrarias e inclusive para corregir errores propios. Argumentar es un don supremo exclusivo de la naturaleza humana, es lo que nos da el dominio, no solo sobre la tierra, sino también sobre la humanidad. Es el arma del inteligente: la metralla de palabras.