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Adiós 20's

13 de febrero de 1978. Nací con fórceps, según cuenta mi madre. Tal vez por eso se me desestabilizó un poco la cabeza. Vi la luz del quirófano a las 11:30 a.m., por eso tengo ascendente Aries (aunque no se de qué me sirve saber eso).
A propósito de este nuevo año, y por ser el final de mi década de los 20, quiero hacer unas reflexiones que he compartido en medio de birras con algunos de ustedes.
La edad más importante para el ser humano, en mi opinión, son los 17 años. La víspera de la mayoría de edad en nuestro país se torna larga, es el año más lento. Edad ideal para perder la virginidad (hombres y mujeres), preferiblemente con alguien mayor y experimentado, que por lo menos tenga la voluntad de enseñarte y no botarte al siguiente día (en el caso de las mujeres). Edad ideal para irse de rumba toda una madrugada con tu novi@. Así sea escapad@s. En la mayoría de los casos coincide con el final del Bachillerato, o al menos con el inicio de la Universidad. Los 17 años son un cambio de paradigma, el fin de la adolescencia. El inicio de la juventud.
Los 18 son aburridos. Son como una primera vez chimba ("¿Esto es todo?").
La segunda edad más importante son los 21 años. Es una época de experimentar cosas en el amor, en el pensamiento. A los 21 te atreves a hacer lo que no pudiste a los 18 por miedo. Y le das mayor valor a esas experiencias. Algunas personas cometen la locura de casarse a esta edad. No somos madur@s del todo a los 21.
Particularmente, mis 26 años trajeron el mejor regalo de mi vida: Génesis. La cigüeña aterrizó un 15 de marzo a las 2:15 p.m. Fue un oxígeno, una razón para vivir, ya no para mí, sino para darle vida a ella. En las víspera de los 26 pude dar feliz término a una etapa de desempleo (desocupación suena mejor) que duró dos años cortesía de aquel paro que logró de todo, menos algo bueno. A los 26 vi mi nombre en la lista de admitidos de la Escuela de Comunicación Social de la UCV. A los 26 mi vida se llenó en todos los ámbitos.
Hoy cumplo 29 años... aún soy joven, según la Ley de la Juventud. No espero nada particular en este año. Espero el inicio de la tercera década de mi vida sentado, leyendo un libro y escribiendo para que ustedes me lean.
Leí por ahí que en los 30's, los hombres conseguimos la plenitud en el control de nuestra sexualidad (en español: dejamos de ser eyaculadores precoces), y tenemos cierta madurez para disfrutar más del amor y del sexo. Eso me interesa... ya se ven algunos coletazos.
29 años... realmente no son nada, y creo que aún tengo muchas cosas que hacer con mi vida, algunas para ponerme al día, sinceramente hay cosas en las que siento que tomé el tren tarde.
A los 30 espero muchas cosas. Espero poder escribir en un futuro que a los 30 me sucedió algo interesante.
Mientras tanto, soplen esas velas ahí por mi, déjenme los deseos...

Gracias

Yo reflejo

Otro cuento viejo... disfrútenlo...

“Sabes bien que no quiero hacerlo”- Ella dijo eso parada frente a mí. Era primera vez que veía a esta mujer, pero, he visto muchas mujeres en mi vida, así que en realidad no podría afirmar si la había visto o no. Sacó una pintura que se echó en los labios tornándolos de un color rosa pálido que le transformó la cara. Llevaba puesta una blusa negra manga larga, unos guantes negros, uno de ellos puesto encima del lavamanos mientras hacía su trabajo de embellecimiento.

-Así sea para cometer un crimen hay que ser bella –dijo, pero esta vez fue algo extraño, no noté movimiento alguno en sus labios -, tenemos que hacerlo, lamentablemente o afortunadamente.

-Pero, es que no le encuentro sentido a esto de matar por algo de lo que no estoy convencida –esta vez si hubo movimiento en sus labios -, realmente no lo quiero hacer.

La otra voz venía de mí. Hasta ese momento jamás había sentido eso, pensaba que mi función era simplemente estar parado allí y que la gente buscara su reflejo en mi cara. Y en ese sentido había visto muchas cosas. Un día la señora de la casa se pasó toda la mañana haciendo muecas extrañas, de haber tenido boca me hubiese reído a carcajadas. Otro día el señor entró muy molesto y golpeó con su puño mi cara, dejándome una grieta que hasta el día de hoy me adorna. Pero, definitivamente a esta mujer no la conocía.

-No tienes que estar convencida de nada, es algo que tienes que hacer y punto –la voz dentro de mi estaba algo molesta, al parecer -. Eres una tonta, termina y sal de aquí.

-Espera, tengo que ponerme esto.

Sacó un pasamontañas negro de un bolso que traía y se lo colocó, la voz dentro de mi le contestó: “Date prisa, no hay tiempo que perder. Debemos hacer justicia”.

Era extraño, yo no quería decirle esas cosas, es más, no era yo quien se las decía. La mujer metió todo en el bolso y se dirigió a la puerta del baño, se detuvo y se volvió a mí. Su rostro, todo cubierto de negro tenía un ligero contraste con los labios rosa pálido que sobresalían por uno de los orificios del pasamontañas.

-Si llego a fracasar tengo que acabar con mi vida. ¿Tú vas a explicarle a mamá?

-Si tú fracasas, yo también fracaso. Los de la organización le hablarán de lo que pasó, tal como quedamos.

La mujer salió rápidamente. Yo me quedé ahí en mi puesto, dispuesto a seguir siendo el espejo del baño del palacio de gobierno que siempre había sido. De pronto escuché a la señora gritando, luego un disparo, dos, tres, mucho silencio. Unos pasos, la mujer entró de nuevo al baño un poco agitada, se quitó el pasamontañas y sonrió ante mi.

-Lo hicimos…

-Sí, lo hicimos. Vámonos de aquí antes que alguien se de cuenta.

Yimmi Castillo

Babel y la incomunicación


Tuve la oportunidad de asistir el pasado sábado a una Cine-foro en el Trasnocho Cultural de la película "Babel" del mexicano Alejandro González Iñárritu, cuyo guión fue realizado por Guillermo Arriaga. El mismo dúo dinámico de "21 gramos" y "Amores Perros", ahora peleados y separados.
No voy a realizar mayores comentarios críticos sobre la película, sino que voy a centrar este ensayo en la discusión que se realizó en el foro posterior.
Para el foro fueron invitados tres personajes de los cuales asistieron solo dos: un crítico de cine y un guionista (disculpen, no recuerdo sus nombres, son muy importantes y todo pero no recuerdo sus nombres).
Luego de realizar sendas exposiciones, la del crítico alabando el filme y la del guionista explorando los aspectos negativos del mismo, se realizó una tertulia interesantísima, sobre todo porque se vio reflejado el tema de la película en el foro mismo, y tal vez sin que los participantes se dieran cuenta de ello. Este servidor tuvo la tarea (dictada más por la timidez que por la inteligencia del observador) de ver todo desde una esquina sin decir ni "ñe". Y esta observación me ha llevado a sacar la siguiente conclusión:

(Advertencia: si no has visto la película, puede que encuentres comentarios de la misma que revelen su contenido. La película de igual manera es de esas que se deben ver más de una vez, pero si no deseas enterarte de mi boca, cierra la pantalla, ve a verla y regresa, este texto seguirá aquí mismo)

Babel representa de manera espectacular las miserias de la incomunicación de los seres humanos. La misma que describe Antonio Pasquali en sus libros, la misma que ha llevado al fracaso estrepitoso a la era de la comunicación masiva. Su filmación en diferentes escenarios, culturas y lenguas es solo una capa más para mostrar la enorme incomprensión que nos tenemos unos con otros por el simple hecho de no saber, o en el mejor de los casos, no querer decir las cosas. Incluso, el papel de los medios masivos de comunicación se toca muy camufladamente pero de manera contundente: los medios son un estorbo comunicacional y solo sirven para confundir y empeorar aún más las complicaciones de las sub tramas de la historia.
No es que el personaje de Brad Pitt hablara inglés y se encontrara en Marruecos lo que representa su mayor problema, sino el hecho de que sus temores hayan construido una pared de silencio entre él y su esposa. No es que la sordera del personaje interpretado por Rinko Kiluchi influya de manera negativa en su interrelación con el entorno, sino que el silencio entre ella y su padre por un tema en común: la muerte de su madre, haya provocado una ruptura comunicacional entre ambos que la hayan llevado a buscar esa conexión con el ambiente a través del sexo (influenciada, eso si, por sus "amigas").
Este juego de incomunicaciones traspasa la pantalla. González nos hace partícipes de su juego dejando sueltos los cabos que cierran los finales de cada historia. Cada duda que nos queda al salir de la sala de cine nos hace sentir desinformados, somos parte del guión.
La película nos echa en cara de manera descarnada, que la solución no está en la prensa, ni siquiera en la presencia de la tecnología, pero tampoco es un problema la ausencia de estos medios, el problema yace desde hace tiempo en el mismo ser humano plagado de prejuicios y temores, que una vez rotos (o habiendo empezado el proceso de ruptura), facilitan el diálogo, la comprensión y por ende, la comunicación.
Curiosa situación se presentó al final del foro. Una señora preguntó a viva voz, dónde se encontraba la información de los foros del Trasnocho. "En que periódico sale" imploraba la señora. Alguien dijo en voz baja que en El Nacional, pero el moderador señaló que las invitaciones se daban "por base de datos", y procedió a sugerir a la audiencia que anotaran sus correos electrónicos en un papel.
Y es tan sencillo: la información llega a tu cuenta de correo electrónico solo porque tú así lo pediste, y si sabes de algún amigo al que le interesa, simplemente haces click en "Reenviar" y listo. Así creamos una gran cadena de información más efectiva que cualquier anuncio publicitario de mil millones de bolívares o una noticia retocada de un medio "informativo"... ya lo vivimos aquel 11 de abril, ¿recuerdan?
Sin embargo, la señora seguía implorando "mayor promoción en los medios" para estar enterada. Tal dependencia tenemos aún de los medios masivos... no se, tal vez sea cuestión del conflicto generacional. Espero que así sea.
Babel rescata la remembranza de una historia bíblica, para decirnos que ya basta. Ya ha sido largo el castigo, ya es hora que apartemos a un lado las trabas, que rompamos la cadena de la incomunicación y entremos de una vez en la era del diálogo.

Yimmi

PD: Creo que esa señora no entendió bien de que se trata "Babel".